Hermano Cuerpo
«Hermano Cuerpo» te llamo ahora, después de un largo tiempo de ingratitud y adormecimiento. Después de haberte maltratado con comida sin nutrientes, drogas, noches sin dormir, malas compañías y muchos malos hábitos.
Tú: mi templo, mi guarida, te he derribado y hecho escombros más de una vez, y más de una vez te regeneraste y me regeneraste, renaciendo de las cenizas, y te volví a quemar y a exigir con trabajo y más trabajo, en viajes de aventuras en los cuales he sobrevivido de milagro, y sin embargo, ahí estabas, aquí estás, a mi lado, siempre.
Hermano Cuerpo, te regalo una poesía de una amada maestra que yo tengo: Virginia Gawel*. Un audio que también te regalo a ti, por si alguna vez has ignorado la compañía del animal más leal: tú mismo, quien te ha acompañado muy de cerca en esta travesía prodigiosa: la vida.
Gracias. Gracias. Y muchas gracias por dejarme, a través tuyo, experimentar la experiencia humana.
Poesía Virginia Gawel